Nacimos en 1898 como una empresa totalmente familiar y hemos seguido de generación en generación con el maravilloso legado de la artesanía, heredado de los anteriores propietarios encabezados por Luis Mairal, quien al decidir jubilarse en 1998, dejó el negocio en manos de su sobrina Alba y el esposo de ella, Ismael Pérez.
Los inicios de nuestra botería se dieron con Nicolás Mairal, quien se estableció en Sariñena con el fin de ejercer su oficio de botero para que el agricultor de allí transportara mejor su bebida y lograra cumplir sus funciones con mayor comodidad.
A pesar del paso de los años, el esfuerzo sigue siendo el mismo, pues trabajamos sin descanso para conseguir los mejores productos para usted, llevando a cabo todo un complejo proceso en su mayoría manual, que se inicia descargando las pieles que compramos curtidas, las esquilamos, les corregimos imperfecciones, las cortamos con moldes especiales y una máquina troqueladora, mojamos los cortes, los volvemos a estirar con una tabla, los cosemos simétricamente y recortamos con otro molde, ponemos la presilla, cosemos otra vez, damos la forma redondeada, volvemos a coser con la trenza, secamos la bota, echamos la pez que la impermeabiliza, ponemos el brocal y el collarejo, hinchamos con un compresor y secamos.
Realizamos las botas de manera personalizada, ya sean blancas de forma natural o de color. Nuestro trato es personal y especial, pues escuchamos todas sus dudas.
Estamos dirigidos a todos aquellos amantes de la artesanía y de la bota, así como a los niños que las usan como cantimploras. Vendemos en varias partes del país y también hemos exportado a lugares como Suiza y Estados Unidos.